
“Deben haber muchos muertos” dice con voz angustiada mientras admite que debía ir a 80 pero se despistó y viajaba a 190 kilómetros por hora. Señaló que ya le había dicho al departamento de seguridad de la empresa ferroviaria que esa curva era inhumana y que un día se la iban a “comer”. Apela a Dios deseando que no haya ningún muerto mientras su interlocutor lo consuela y el maquinista repite “!Dios mío, pobres viajeros, pobres viajeros!”.
El País señala que cuando Garzón compareció ante el juez, acusado de 79 delitos de homicidio imprudente, admitió que todo se debió a un despiste suyo y restó trascendencia a la configuración de las vías.
El accidente del tren Alvia ocurrió el pasado 24 de julio a tres kilómetros de Santiago de Compostela. Cubría la ruta entre Madrid y Ferrol.
Rosalina Ynoa era directora ejecutiva de la Unidad de Análisis y Coordinación de la Cooperación Internacional del Ministerio de Economía. Estaba casada por 22 años con Alberto Canela. Tenía cuatro hijos de 20, 18, 14 y 11 años.
La llamada del maquinista tras el accidente
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