 Que la obesidad aumenta enormemente las posibilidades de padecer un 
problema de corazón es algo que todo el mundo sabe. Sin embargo, los 
kilos de más no siempre son sinónimo de enfermedad. Algunos pacientes 
con sobrepeso no padecen los trastornos que clásicamente se asocian a la
 enfermedad cardiovascular -como la hipertensión o la diabetes tipo 2-, 
una paradoja que trae de cabeza a quienes estudian las relaciones entre 
dieta, hábitos y salud.
Que la obesidad aumenta enormemente las posibilidades de padecer un 
problema de corazón es algo que todo el mundo sabe. Sin embargo, los 
kilos de más no siempre son sinónimo de enfermedad. Algunos pacientes 
con sobrepeso no padecen los trastornos que clásicamente se asocian a la
 enfermedad cardiovascular -como la hipertensión o la diabetes tipo 2-, 
una paradoja que trae de cabeza a quienes estudian las relaciones entre 
dieta, hábitos y salud.
Varias investigaciones han sugerido que parte de este contrasentido 
se explica atendiendo a las características de la grasa. Así, está 
demostrado que los kilos depositados en la zona de la cintura son mucho más dañinos
 para la salud cardiovascular que la grasa que se acumula en la cadera. 
Esta circunstancia parece fundamental, pero tal y como subrayan los 
científicos, tiene que haber otros factores que completen ese complicado
 puzle metabólico.
La inflamación puede ser uno de ellos, a juzgar por los resultados de
 recientes investigaciones. La última, publicada esta semana en la 
revista 'Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism'
 (JCEM), señala este proceso como la clave que explica por qué algunas 
personas obesas permanecen "metabólicamente sanas" pese a su sobrepeso.
Es más, sugiere que este factor es más importante que los kilos. "En 
nuestro estudio, las personas sanas metabólicamente, tanto los obesos 
como los no obesos- tenían menores niveles de varios marcadores 
inflamatorios", ha señalado en un comunicado distribuido por la Sociedad
 de Endocrinología de Irlanda, Catherine Phillips, profesora de la 
Universidad de Cork y una de las principales firmantes del trabajo. 
"Independientemente de su índice de masa corporal, las personas con un perfil inflamatorio favorable también tenían a presentar un perfil metabólico saludable", ha subrayado.
El equipo de Phillips realizó un seguimiento a una muestra de 2.040 
personas que entre 2010 y 2011 tenían su consulta de atención primaria 
en Mitchelstown, una población de Cork. Además de completar un 
cuestionario sobre sus hábitos y su historial médico, los participantes,
 cuyas edades oscilaban entre los 50 y los 69 años, se sometieron a 
análisis de sangre para determinar sus niveles de colesterol o glucosa 
(entre otros factores de los que componen el llamado síndrome 
metabólico) y valorar el estado de varios marcadores de inflamación.
Los resultados de la evaluación mostraron que quienes presentaban 
niveles reducidos de marcadores como la proteína C reactiva -que se 
produce en el hígado y se eleva cuando tiene lugar un proceso 
inflamatorio- tampoco tenían problemas con sus niveles de colesterol o 
glucosa. Del mismo modo, en estos individuos 'metabólicamente sanos' estaban elevadas las concentraciones de adiponectina,
 una hormona que participa en el metabolismo de la glucosa y los ácidos 
grasos y cuya acción se asocia con un efecto anti-inflamatorio.
Lo que no han podido dilucidar estos investigadores es de qué depende
 la activación de procesos inflamatorios, en especial entre las personas
 que padecen sobrepeso.
"Nuestros resultados sugieren que un estado inflamatorio reducido aumenta la probabilidad de presentar un buen estado metabólico, particularmente entre sujetos obesos", señalan los investigadores en sus conclusiones.
"Este hallazgo tiene importancia desde el punto de vista clínico y de
 salud pública", continúan los investigadores, quienes subrayan que "una
 mejor comprensión de la asociación entre la "obesidad metabólicamente 
sana" y la inflamación podría tener importantes implicaciones a la hora 
de predecir qué personas tienen un mayor riesgo de desarrollar las 
complicaciones más serias de las relacionadas con la obesidad.
 
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